Wednesday, February 27, 2013

DEBER DE, POR JULIO LLAMAZARES


Me paso el día corrigiendo y explicando la diferencia entre "deber", que expresa obligación y "deber de", que expresa duda. Leyendo este pequeño artículo me doy cuenta de que no soy la única. Os lo reproduzco literalmente por si os aclara los conceptos.
"No saldría al paso de una incorrección lingüística si esta no fuera habitual, no solo en la gente común, sino entre los propios periodistas y escritores, y, sobre todo, si no ensombreciera un editorial (Incorrecciones instantáneas, EL PAÍS, 19 de febrero del 2013) dirigido precisamente a denunciar las faltas de ortografía y lingüísticas que empobrecen la escritura y la dicción estudiantil.
En su alegato, el anónimo autor del texto exclama con resignación: “Los estudiantes no acaban de ver la utilidad de poner una h en su sitio o eliminar una tilde allá donde la norma dice que no debe de estar”, confundiendo la duda (deber de) con la obligación (deber) por enésima vez en este periódico".
Julio Llamazares, El país, 22 de febrero de 2013

LA CLASE DE LENGUA NO ACABA NUNCA

Es cierto que este es el blog del área de Lengua y Literatura, es cierto que este es el nombre de una asignatura que la legislación reconoce como instrumental, pero no es menos cierto que la lengua está en todas partes... 

Desde que el ser humano es humano tiene una necesidad imperiosa de comunicación. El nivel de desarrollo lingüístico de una persona es directamente proporcional a su éxito social, es decir, cuanto mejor se exprese una persona, mayor será su posibilidad de ocupar un buen puesto de trabajo, persuadir a otros individuos... 

 La competencia en comunicación lingüística atañe a todas las áreas, aunque a menudo se responsabiliza al profesorado de nuestra área del desarrollo de la misma, incluso somos nosotros los que nos encargamos de la corrección de las pruebas de diagnóstico que miden esta competencia. 

Nosotros dotamos al alumnado de una serie de herramientas lingüístico-literarias para que las ponga en funcionamiento en las distintas situaciones a las que se enfrenta en su vida cotidiana. 

Creemos que el resto del profesorado debe reforzar nuestra labor puesto que, como afirman Cassany, Luna y Sanz en Enseñar Lengua, la clase de lengua no acaba nunca.